miércoles, 26 de noviembre de 2014

Los Valores Fundamentales en la sociedad


¿Por qué se pierden los valores?
 
¿Cuántas veces hemos escuchado que vivimos en una época en la que se han perdido los valores? Seguramente para la mayoría de nuestros lectores es una frase conocida. Pero ¿qué encierra esa afirmación?  ¿Pueden perderse los valores? ¿A dónde van cuando se pierden?  ¿Qué estaban haciendo los educadores cuando se perdieron lo valores?
 
Veamos. Los valores son esos criterios que nos informan qué es lo que está bien y qué es lo que está mal hacer, pensar, decir. Por lo tanto conforman lo que se conoce como la MORAL. La palabra moral significa hábitos, costumbres de la gente. Los valores son los criterios considerados justos y  obligatorios que ordenan esas costumbres. De hecho muchas veces se habla incluso casi sin separación de moral y buenas costumbres.
Otra cosa que solemos asociar a la moral y los valores es la ÉTICA. Decimos que alguien no actuó éticamente cuando juzgamos negativamente su conducta. Ética, etimológicamente también significa costumbre. Sin embrago, en filosofía la ética es una rama que estudia por qué consideramos justo o injusto, bueno o malo, determinado valor moral.

Pero si existe una disciplina que estudia por qué una sociedad considera bueno o malo tal valor, entonces reconocemos que los valores no son de una vez y para siempre, ni para todo el mundo. Los valores son construcciones sociales, son acuerdos que hacemos como sociedad para convivir, para ordenar esa convivencia. Entonces, ¿qué es lo que se ha perdido? ¿Se han perdido los valores?  ¿O han sido cambiados?

Valores morales considerados relativamente
universales son la solidaridad, la generosidad, la bondad, etc. Nadie hablaría mal de alguien por ser solidario o generoso o bueno. El egoísmo, la maldad, la indiferencia, serían valores negativos o malos, más o menos para todo el mundo. La pregunta es qué entendemos cada uno de nosotros por ser solidarios, por ejemplo y con qué prácticas estamos dispuestos a ejercer ese valor.

Tradicionalmente la familia ha sido el espacio en el que los valores se han transmitido de generación en generación. Y la religión ha sido por 2  milenios la otra gran institución otorgadora de valores.

Pero en el siglo XIX, la necesidad de generar un Estado nación con cierta homogeneidad y equilibrio hizo surgir a la educación pú
blica como ámbito de promoción y transmisión de  valores. Se suponía que la escuela debía formar ciudadanos cultos y con valores públicos, más allá de los valores de la casa o la iglesia.

Desde ese entonces, los niños argentinos han asistido a la escuela durante largos años recibiendo los valores que sus maestras y maestros se ocuparon de transmitir en sus clases actos patrios, comunicaciones, tareas, etc.

Desde hace tiempo, en las curriculas
escolares se han instalado materias relacionadas con la ética: formación ética y ciudadana, educación civil, formación moral, etc. En todas ellas lo que se hace, o debería hacer, es enseñar, ayudar a los estudiantes a reflexionar sobre la moral, sobre las conductas de las personas. Y a comprender cómo las sociedades van construyendo consenso sobre las cosas que son intolerables, las cosas que no deberían permitirse, por ejemplo, para vivir en democracia. Los valores democráticos, por ejemplo, no son los mismos hoy que en la democracia griega, cuya ciudadanía se restringía a los hombres libres, propietarios, y dejaba fuera a mujeres, negros y esclavos.

En este programa, que aborda la temática de la educación, proponemos reflexionar acerca de cómo es que subsiste la mirada de que “se han
perdido los valores” si los valores son aquello que cambia y que la ética se ocupa de reflexionar.

En todo caso, lo que sí ha sucedido es que algunos valores tradicionales han cambiado, han sido repensados por la sociedad, y que lo que no tiene sentido como práctica pedagógica es la inculcación de un determinado inventario de valores.

 
 LOS VALORES FUNDAMENTALES EN LA SOCIEDAD
 
La compasión, libertad, humildad, generosidad, justicia, la paz, tolerancia, honestidad, lealtad, respeto y confianza entre otros valores ya no son las cualidades que caracterizan a los ciudadanos en el mundo. Es urgente que halla un cambio porque mientras no resolvamos nuestra crisis de valores individual y nuestras acciones sean congruentes, seguiremos viviendo en un mundo donde "es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante o sabio, generoso o estafador, bueno o malo.

Nuevamente insistimos en que los valores sin acción son iguales a incongruencia. Si queremos ver un mundo diferente, una sociedad más equilibrada y un futuro más alentador, entonces es el momento de detenernos a reflexionar ¿Qué son los valores para mí? ¿Cuáles forman mi vida? ¿Qué significan los demás para mí? Y entonces, nuestro análisis debe trasladarse del "Yo" al "Tú", es decir, dejar de pensar un poco en mí y volcarnos hacia los demás, ser generosos y ver qué necesitan los demás de nosotros.

Pongamos en marcha pues, los buenos principios de conducta aprendidos en los primeros años de vida, seguramente tendremos éxito en nuestro esfuerzo por construir una mejor sociedad para nosotros y nuestros hijos, no podemos olvidar que esos valores y principios son la trama que da consistencia al tejido de nuestra vida y, por tanto, son nuestro mayor tesoro.


 
 
 

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